¿Cuál fue el origen del ensayo?

El ensayo es uno de los géneros literarios más antiguos y en constante evolución. Desde sus primeros ejemplos en la antigua Grecia hasta hoy, se ha transformado y diversificado en una multitud de formas, convirtiéndose en una herramienta esencial para la reflexión y el debate. Pero ¿cuál fue su origen? ¿Cuándo y cómo nació el ensayo?

Teorías sobre el origen del ensayo

A pesar de la antigüedad del ensayo, su origen histórico es incierto. A lo largo de los siglos, se han propuesto diversas teorías y especulaciones sobre su origen y su naturaleza.

Algunas teorías lo sitúan en textos bíblicos como el «Libro de Proverbios», mientras que otras lo asocian con diálogos platónicos o con la «Poética» de Aristóteles. De igual manera, algunos críticos han identificado en la epistolografía grecolatina o en las compilaciones medievales de citas aforísticas antecedentes del género.

Aunque es difícil establecer con exactitud cuál fue el origen del ensayo, lo que sí está claro es que este género literario ha sido escrito en diferentes culturas y períodos de la historia de la humanidad.

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Los orígenes del ensayo en la cultura griega

En la cultura griega, tenemos los escritos de Horacio, Jenofonte y Plutarco, en los libros «Arte Poética», «Memoriales de Sócrates» y «Vidas paralelas», respectivamente, los cuales son considerados como los antecedentes directos del ensayo. Estos autores plasmaban de manera pedagógica las enseñanzas y reflexiones que se suscitaban en la escena ateniense.

Séneca también es considerado el precursor del ensayo moderno, dado que sus escritos («Epístolas morales a Lucilo») manifiestan la reflexión y la polémica.

El surgimiento del ensayo en el Renacimiento: Michel de Montaigne

No es hasta el Renacimiento que el ensayo surge como una forma literaria más o menos definida. El escritor francés Michel Eyquem de Montaigne es considerado el creador del género, ya que en sus «Ensayos» (publicados por entregas entre 1580 y 1588) elaboró una serie de breves y personales meditaciones en prosa que se convirtieron en la referencia más inmediata del género.

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Montaigne empleó por primera vez la palabra «ensayo» para nombrar aquellas breves composiciones, mostrando una noción de método y de desarrollo de un proceso intelectual. La palabra «essais» no representaba un género literario en sus inicios, pero reflejaba la forma literaria de la reflexión, la polémica y la argumentación.

Montaigne y la puesta en práctica del ensayo

A diferencia de sus predecesores, que se centraban en abstracciones y conceptos universales, Montaigne introdujo el «yo» en su obra y estableció la característica principal del ensayo, la inseparabilidad del ensayista y su obra. Basaba la construcción de sus escritos en sus propias vivencias y experiencias, dando lugar a un género con un sello distintivo en la literatura universal.

En su obra, Montaigne combina la reflexión y la argumentación sobre temas muy diversos, desde la educación y la religión hasta el amor y la muerte. Sus ensayos no tienen un orden fijo ni una estructura uniforme, sino que se organizan según la idea central y se ramifican a partir de ella.

La influencia de Montaigne en el ensayo inglés

La influencia de Montaigne en la literatura inglesa se hizo patente después de la traducción de sus dos primeros textos al inglés en 1603. A partir de entonces, el ensayo se volvió popular entre los escritores ingleses, y muchos de ellos tomaron como modelo a Montaigne.

Francis Bacon se convierte en el principal representante del ensayo en la literatura inglesa al publicar sus «Essays. Religious Meditations. Places of Persuasion and Disuasion. Seene and allowed» en 1597, donde propone la primera clasificación para este tipo de textos.

El ensayo en la literatura española

En España, el ensayo tiene sus propias particularidades. Hay que mencionar la labor de fray Antonio de Guevara, quien se desarrolla en tierras españolas y es considerado el precursor del género en nuestro país.

Guevara logró inyectar sus propias preocupaciones en sus escritos y establecer un diálogo íntimo con el lector.

El ensayo español del siglo XVI está dominado por un deseo de perfección espiritual y llena una de las páginas más ilustres de la literatura española. En esta esfera se destacan figuras como Alfonso de Valdés y Juan de Valdés, escritores del siglo XVI que apoyan la reforma religiosa y el pensamiento erasmista en sus obras.

Con el término de la edad media y el inicio de la edad moderna se produce un cambio en la concepción de la literatura. Las formas cultas se democratizan y muchos géneros adquieren la necesidad de llegar a un público más amplio. En este sentido, el ensayo surge como un género que, aunque tenía una finalidad más elevada (la educación), estaba dirigido a un público amplio y no solo a la élite culta.

Características del ensayo

El ensayo es una composición literaria que presenta las ideas del autor sobre un tema concreto. A diferencia de otros tipos de textos, el ensayo no tiene una estructura fija y puede presentarse en múltiples formas y estilos.

El ensayo se caracteriza por tener un carácter referencial, puramente expresivo, apelativo y dialogal, que suele desplazar la referencialidad por medio de la disposición del lenguaje y sus minucias estilístico-literarias.

Función del ensayo

La función del ensayo es exponer y sustentar una posición intelectual, moral o política sobre un tema específico. Para ello, el ensayista requiere de investigación y lectura previa de otros autores para sostener sus argumentos y poner en discusión lo que ya se ha dicho.

Estructura del ensayo

La estructura del ensayo puede variar. Algunos de ellos pueden tener una estructura de cinco párrafos para los cortos, mientras que para los de mayor extensión se puede incluir introducción, desarrollo y conclusión. En la introducción, se explica el tema, objetivo, contenido, subtemas o capítulos y criterios. En el desarrollo, se presenta el argumento o la exposición de las ideas y, finalmente, en la conclusión se presentan las conclusiones del ensayo y se recapitula todo lo presentado.

Además, es importante tener en cuenta que el ensayo busca dar una visión preliminar del tema abordado, no exhaustiva.

Conclusión

En definitiva, el ensayo es un género literario que ha ido evolucionando con el tiempo y que ha encontrado en el texto de Montaigne su origen más remoto. Su peculiaridad radica en la libertad estructural que se le permite al autor y en su capacidad de abordar temas muy diversos desde una posición personal e intransferible.

Además de cumplir funciones educativas y ensayísticas, el ensayo constituye una herramienta fundamental en la construcción discursiva de la sociedad, pues permite al autor expresar ideas y puntos de vista de manera clara, informada y comprometida.