¿Cuál es el propósito de un texto argumentativo?

Un texto argumentativo es aquel que tiene como objetivo persuadir o convencer al lector o interlocutor de la veracidad de una idea o interpretación de la realidad. Pero, ¿por qué es importante entender cuál es su propósito? Aquí te explicaré todo lo que necesitas saber.

La finalidad de la argumentación

El propósito último de un texto argumentativo es lograr que el receptor acepte nuestra tesis, algo que es más fácil decir que hacer. La argumentación no solo exige que tengamos un pensamiento claro y organizado, sino también que tengamos habilidades retóricas, de persuasión y de oratoria.

Es fundamental comprender que la argumentación no es una herramienta exclusiva de la retórica, sino también de la ciencia y la filosofía. La capacidad de argumentar con solidez, lógica y coherencia es esencial en cualquier disciplina que aspire a la verdad y al rigor.

Tipos de textos argumentativos

Existen dos tipos de textos argumentativos: a favor o en contra de una afirmación o idea. En ambos casos, el objetivo es persuadir al receptor de la validez de nuestra postura. La diferencia radica en la posición que se defiende.

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En el primer tipo de texto, el objetivo es demostrar la validez de una postura desde la lógica, la razón y los hechos. En el segundo, el objetivo es refutar una afirmación contraria mediante argumentos sólidos.

Organización estructural del texto argumentativo

El texto argumentativo se organiza en tres partes: introducción, desarrollo y conclusión. La introducción presenta la tesis y los argumentos que se pretenden utilizar en el desarrollo. El desarrollo es la parte central y contiene los diferentes argumentos que sostienen la tesis.

Por último, la conclusión sintetiza los argumentos expuestos y presenta la postura final. Es importante señalar que la conclusión no debe presentar nuevos argumentos o información, sino ser una síntesis de lo ya expuesto.

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La introducción

La introducción es la parte del texto donde establecemos nuestra postura inicial y la base argumentativa. También puede contener una breve exposición y los argumentos que más nos convienen para sostener nuestra tesis. Es fundamental que esta parte sea clara y atractiva, para que el lector se sienta atraído y quiera seguir leyendo.

El desarrollo

El desarrollo por su lado, se compone de argumentos, pruebas o inferencias que sostiene nuestra tesis. Todos estos elementos deben estar bien organizados y presentados de manera coherente y lógica.

Es importante recordar que los argumentos deben ser sólidos y estar bien fundamentados. Los argumentos que sostienen la tesis son de vital importancia en el desarrollo del texto argumentativo, porque son la columna vertebral del mismo.

La conclusión

La conclusión es la parte más esencial del texto argumentativo, porque es allí donde se presenta la postura final. Es importante que sea clara y concisa, y que se resuman todos los argumentos expuestos en el desarrollo sin presentar nuevas premisas o datos.

El propósito de los argumentos

Los argumentos pueden ser racionales, de hechos, de ejemplificación, de autoridad y podrían apelar a los sentimientos. Sin embargo, a los fines que nos conciernen, los argumentos sirven básicamente para apoyar nuestra postura en cuanto a una específica cuestión.

Estos argumentos pueden ser clasificados como entimema. Debido a que el entimema es el estilo argumentativo por excelencia, por su capacidad de crear una gran variedad de argumentos e inferencias a partir de premisas que no siempre están documentadas.

Por tanto, al establecer una tesis, la cual pasará a ser defendida por entimemas, hay que tener en cuenta que las inferencias son el resultado de la combinación de dos premisas que se relacionan entre sí, llevando a una conclusión.

Argumentos y su relevancia en los textos argumentativos

Los argumentos son la clave para convencer a nuestro receptor. A través de ellos, mostramos la validación de nuestras opiniones o refutamos las opiniones contrarias. Es, por tanto, fundamental que los argumentos sean sólidos y convincentes.

Los argumentos se pueden clasificar según su origen, forma e intensidad. En cuanto a su origen, los argumentos pueden ser de hecho, racionales, de autoridad, de ejemplificación y con apelación a los sentimientos.

En cuanto a su forma, los argumentos pueden ser inductivos, deductivos o analógicos. Los argumentos inductivos se fundamentan en la observación de casos particulares para inferir una conclusión general. Los deductivos, por su parte, se basan en la lógica formal y establecen conceptos universales, partiendo de premisas que ya son aceptadas.

La argumentación en la ciencia

Los textos científicos utilizan, como hemos señalado anteriormente, la argumentación como parte fundamental de su construcción metodológica. En ellos, la argumentación se convierte en un recurso para llegar a la verdad mediante la observación, la experimentación y la recopilación de datos.

El propósito de la argumentación científica es la búsqueda de la verdad, el rigor y la demostración empírica. Por ello, los textos científicos requieren de un tratado riguroso, conciso y muy bien estructurado, que dé cuenta de las premisas y los argumentos que sostienen el trabajo.

La argumentación en la filosofía

La argumentación filosófica se fundamenta en la lógica formal y la reflexión crítica. Como disciplina reflexiva, la filosofía intenta resolver los enigmas que se plantean a la razón humana, como la existencia, la moral y la verdad.

Los textos filosóficos se construyen a partir de la argumentación, por lo que suelen ser densos y complejos, pero también muy sugerentes y atractivos para aquellos que disfrutan de la reflexión crítica y profundidad.

El lenguaje en los textos argumentativos

El lenguaje en los textos argumentativos es clave. Para que los argumentos sean persuasivos, el lenguaje debe ser claro, preciso y elegante. La elección de las palabras es importante para transmitir nuestras ideas de manera coherente y convincente.

Es importante tener en cuenta que el uso de tecnicismos o jergas muy especializadas puede dificultar la comprensión de los argumentos. Por ello, el lenguaje debe ser apropiado a la temática y al receptor del texto argumentativo.

La importancia de la coherencia y la cohesión

La coherencia y la cohesión son fundamentales en cualquier texto argumentativo. La coherencia se refiere a la lógica interna del argumento, es decir, a que los diferentes elementos del texto estén relacionados entre sí de manera lógica y coherente.

Por su parte, la cohesión se refiere a la relación semántica entre las diferentes partes del texto. Se trata de la capacidad de conectar las diferentes ideas y argumentos mediante conectores y marcadores textuales, para que la argumentación sea entendible y tenga sentido.

Conclusiones

Un texto argumentativo es un tipo de texto que tiene como objetivo persuadir al lector o interlocutor de la veracidad de una idea o interpretación de la realidad. Para lograrlo, es fundamental tener habilidades retóricas, de persuasión, de oratoria y, por supuesto, argumentativas.

La organización estructural del texto argumentativo se compone de introducción, desarrollo y conclusión. En cada parte, es fundamental que tanto la coherencia como la cohesión estén presentes, para que la argumentación sea entendible y tenga sentido.

Por tanto, es importante que los argumentos y su estructura lógica se presenten de manera clara, sólida y convincente, y que el lenguaje y la organización del texto estén adaptados a la temática y al receptor del texto argumentativo.

En definitiva, el propósito de un texto argumentativo es persuadir al receptor. Es un instrumento esencial para cualquier disciplina que aspire a la verdad, al rigor y a la reflexión crítica. Argumentar es, por tanto, una habilidad clave para cualquier persona que quiera desenvolverse en cualquier ámbito de la vida social y cultural.