¿Qué significa consagrar según la Biblia?

La consagración es un tema recurrente en la Biblia y se refiere a la acción de separar algo o alguien para un propósito sagrado, reservándolo para la adoración y servicio a Dios. No se trata solo de una ceremonia o ritual, sino de un compromiso de entregarse a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas. En este artículo, aprenderás todo sobre el significado bíblico de la consagración.

El concepto de consagración en la Biblia

La palabra consagración se utiliza en la Biblia para referirse a la separación de las cosas impuras y la pureza en la relación con Dios. La consagración es un acto de ofrecimiento, tributo y dedicación a una entidad religiosa mediante una ceremonia o ritual.

El libro de Josué enfatiza la importancia de la consagración en la vida del pueblo de Israel. Josué ordena que el pueblo se santifique para recibir las maravillas que Dios tiene para ellos. En este sentido, el baño y el cambio de ropa simbolizaban un nuevo comienzo con el Señor.

El pecado es visto como contaminación y se debe estar limpio antes de seguir a Dios. David confesó su pecado de adulterio y se bañó y cambió de ropa antes de adorar al Señor. La Biblia dice que los creyentes deben ser un pueblo santo y separado del mundo.

La consagración de personas y objetos en la Biblia

En la Biblia se refleja la consagración de ofrendas y sacerdotes elegidos por Dios. En el Antiguo Testamento se habla frecuentemente de los sacrificios consagrados para ceremonias religiosas, la consagración de profetas y los objetos del templo.

Los hombres consagrados debían mantener una actitud irreprochable y ser un ejemplo entre el pueblo y las naciones a las que le predicaban el evangelio. La consagración del corazón debía estar en completa entrega al Dios al que se servía, no podía estar profano y ser parte del grupo de Cristo.

El término “consagrar” se refiere a la acción de dedicar personas o cosas al servicio de Dios. La RVA traduce varias palabras hebreas diferentes con el término “consagrar” o derivados.

Las palabras hebreas “haram”, “nazar”, “nezer” y “qadhesh” se utilizan en contextos relacionados con la consagración de personas o cosas para el servicio de Dios. El término hebreo “mille yadh” se refiere a la investidura de un sacerdote en su oficio o a las ofrendas puestas en sus manos.

Consagración obligatoria y voluntaria

La consagración se refería a una acción obligatoria y voluntaria en el Antiguo Testamento. La consagración obligatoria incluía dedicar a Jehová a todos los primogénitos de Israel y el día de reposo, que se dedicaba a buscar la comunión con Dios. La consagración voluntaria era lo que se conocía como “nazareato”, que era un voto que alguien decidía hacer para dedicarse por completo a Dios durante un período específico de tiempo.

La consagración también se aplica a los creyentes, sus cuerpos, espíritu, miembros, bienes, familia y todo lo que hacen. La consagración es amar a Dios y entregarse a él con todo el corazón, alma, mente y fuerzas. La Virgen María se considera una humilde esclava del Señor. La consagración al Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen María son promovidos y aprobados por la Iglesia.

Los sacerdotes y los objetos sagrados

Aarón y sus hijos fueron consagrados para su cargo, así como los levitas en tiempos del rey Ezequías. También se consagraron objetos inanimados y animales. El séptimo día fue santificado para el Señor. Los sacerdotes, el tabernáculo y todo el mobiliario del santuario estaban consagrados.

Los términos hebreos para consagración incluyen llenar la mano, ser dedicado y ser escogido. La RVA traduce varias palabras heb. de diferentes significados con el término consagrar o sus derivados.

La consagración en la doctrina cristiana

En el Nuevo Testamento se habla de la consagración del corazón hacia el servicio de Dios en la doctrina cristiana. Los creyentes deben ser transformados por medio de la renovación del entendimiento. Pablo insta a los creyentes a ofrecer sus cuerpos como sacrificio vivo y a ser transformados por medio de la renovación del entendimiento.

La consagración del corazón debe estar en completa entrega al Dios al que se sirve, no puede estar profano y ser parte del grupo de Cristo. Los creyentes deben ser un pueblo santo y separado del mundo para el servicio de Dios.

Consagrarse a Dios según la Biblia

“Consagrar es apartar o dedicar algo como sagrado, reservado para propósitos santos”, dijo el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles. “El verdadero éxito en esta vida se logra al consagrar nuestra vida, es decir, nuestro tiempo y opciones, a los propósitos de Dios”1.

La consagración implica un compromiso total con Dios, es un acto de amor y humildad. Debemos estar dispuestos a aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas y seguir sus mandamientos. La consagración no garantiza la ausencia de dificultades, pero nos permite enfrentarlas con fe y confianza en Dios, sabiendo que él estará con nosotros.

La profanación, lo contrario de la consagración

La profanación es lo contrario a la consagración y significa contaminar algo que ya estaba consagrado o destinado a la deidad. La profanación implica el rechazo a seguir las enseñanzas y mandamientos de Dios.

La profanación puede ser el resultado de la impureza, la falta de respeto o la irreverencia hacia Dios y las cosas sagradas. La profanación es un pecado y nos separa de Dios. Debemos buscar permanecer consagrados y evitar la profanación en nuestras vidas.

Conclusiones

En resumen, la consagración es un compromiso total con Dios, un acto de amor y humildad que implica estar dispuestos a aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas y seguir sus mandamientos. No se trata solo de una ceremonia o ritual, sino de un compromiso de entregarse a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas. La consagración está presente a lo largo de la Biblia y es un tema central de la fe cristiana.

La consagración no garantiza la ausencia de dificultades, pero nos permite enfrentarlas con fe y confianza en Dios, sabiendo que él estará con nosotros. La profanación es lo contrario de la consagración y significa contaminar o rechazar las cosas sagradas y las enseñanzas de Dios.

En definitiva, la consagración nos llama a ser un pueblo santo y separado del mundo, comprometidos con los propósitos de Dios. Es un llamado que debemos aceptar con humildad y entrega, con la certeza de que Dios está con nosotros en todo momento.