¿Qué significa alfa y beta en estadística?

La estadística es una disciplina fundamental en muchas áreas del conocimiento, y en ella, uno de los conceptos más relevantes es la prueba de hipótesis. Esta herramienta nos permite evaluar la evidencia empírica y determinar si existen diferencias significativas entre valores.

Dentro de esta metodología, encontramos dos tipos de errores que pueden ocurrir al tomar decisiones sobre la hipótesis nula: el error de tipo alfa y el error de tipo beta.

Errores de tipo alfa y de tipo beta

En términos generales, el error de tipo alfa se produce cuando rechazamos una hipótesis nula que es verdadera, mientras que el error de tipo beta ocurre cuando aceptamos una hipótesis nula que es falsa.

Si bien ambos tipos de error son importantes, se considera que el error de tipo alfa es más trascendente, pues puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas, rechazando una hipótesis que es verdadera o concluyendo que existe una diferencia significativa cuando en realidad no la hay.

Anúncio

Hipótesis alternativa y nivel de significancia

Para llevar a cabo una prueba de hipótesis, es necesario establecer una hipótesis nula y una hipótesis alternativa. La hipótesis alternativa establece la presencia de diferencias entre valores de los parámetros medidos.

El nivel de significancia, también conocido como alfa, es la probabilidad de rechazar una hipótesis nula cuando en realidad es cierta. Por lo general, este valor se define antes de recoger los datos y se establece en 0.05 o 0.01 como costumbre.

Probabilidades de errores de tipo I y II

La probabilidad de cometer errores de tipo I se simboliza como alfa y se define como la probabilidad de ocurrencia de los valores del estadístico en la región de rechazo cuando la Hipótesis Nula es verdadera.

Anúncio

Por su parte, la probabilidad de cometer errores de tipo II se simboliza como beta y depende de varias circunstancias, como la distancia que separa el valor asignado al parámetro en la hipótesis nula de su valor real y el tamaño muestral.

Ejemplo práctico

Para ilustrar cómo se utilizan estas herramientas en una prueba de hipótesis, vamos a considerar el siguiente ejemplo:

Supongamos que estamos interesados en determinar si el costo promedio de energía en un país es mayor que 260 dólares. Para esto, tomamos una muestra de 36 hogares y encontramos que el costo promedio es de 330.6 dólares.

Para realizar la prueba de hipótesis, necesitamos establecer un nivel de significancia. Si optamos por un nivel de significancia de 0.05, estamos asumiendo que estamos dispuestos a aceptar un riesgo del 5% de cometer un error de tipo I.

La media de la muestra de 330.6 se encuentra dentro de la región crítica al nivel de significancia del 0.05, lo que indica que es estadísticamente significativa.

Para obtener el valor p, es decir, la probabilidad de obtener una media muestral que sea por lo menos tan extrema como nuestra media muestral en ambas colas de la distribución si la media de la población es 260, podemos utilizar una tabla de distribución de probabilidad.

En este caso, la probabilidad total para el valor p es de 0.03112, lo que representa la probabilidad de obtener una media muestral que sea por lo menos tan extrema como nuestra media muestral en ambas colas de la distribución si la media de la población es 260.

Entendiendo la distribución de probabilidad

Para entender mejor los conceptos de alfa y beta, es importante tener claro cómo funciona la distribución de probabilidad en una prueba de hipótesis.

La distribución de probabilidad nos permite determinar cuál es la probabilidad de obtener un determinado resultado en una muestra al azar. En una prueba de hipótesis, utilizamos una distribución de probabilidad específica para el estadístico que estamos analizando, como la distribución t, la distribución F o la distribución chi-cuadrado.

En la práctica, nos interesa saber si el valor obtenido en la muestra es estadísticamente significativo. Para ello, establecemos una región de rechazo, también conocida como región crítica, donde se encuentran los valores estadísticos que son extremadamente improbables de obtener si la hipótesis nula es verdadera.

Tomando decisiones

Para tomar una decisión sobre la hipótesis nula, comparamos el valor del estadístico obtenido en la muestra con los valores de la región crítica. Si el valor de la muestra está dentro de la región crítica, rechazamos la hipótesis nula. Si el valor de la muestra está fuera de la región crítica, no podemos rechazar la hipótesis nula.

Es importante tener en cuenta que esta toma de decisión está sujeta a errores, como los errores de tipo I y II que hemos mencionado anteriormente. La probabilidad de cometer estos errores depende del nivel de significancia establecido y de otras variables como el tamaño de la muestra y la potencia del test.

Cuatro posibles situaciones

En términos generales, pueden darse cuatro posibles situaciones al considerar la realidad y el resultado del test:

  • Verdadero positivo: cuando hay una diferencia real y el test la detecta.
  • Falso positivo: cuando no hay diferencia real, pero el test rechaza la hipótesis nula. La tasa de resultados falsos positivos se llama error alfa o error tipo I.
  • Verdadero negativo: cuando no hay diferencia y el test coincide con la realidad.
  • Falso negativo: cuando hay una diferencia real pero el test no la detecta. La potencia o poder del test representa la sensibilidad del mismo. La sensibilidad puede ser del 90% o del 80% y se mide en función del error beta o error tipo II. A mayor valor de error beta, menor la sensibilidad del test.

Conclusión

En resumen, alfa y beta son conceptos fundamentales en la prueba de hipótesis en estadística. El nivel de significancia, representado por alfa, nos permite establecer un límite para juzgar un resultado como estadísticamente significativo. La probabilidad de cometer errores de tipo I y II nos advierte sobre la posibilidad de tomar decisiones equivocadas y nos permite evaluar la sensibilidad y la especificidad del test que estamos utilizando.

Comprender estos conceptos es fundamental para evaluar la evidencia empírica de manera rigurosa y tomar decisiones informadas en el ámbito académico, científico y empresarial.

En última instancia, la estadística es una herramienta que nos permite conocer el mundo que nos rodea de manera más precisa y significativa, y al hacerlo, nos ayuda a tomar mejores decisiones y a construir un futuro más prometedor.